La salud se entiende como un proceso-estado que se alcanza cuando hay armonía biológica, psicológica y socioambiental. Son varios los modelos que tratan de dar una explicación acerca de la relación que existe entre la conducta y la salud en los individuos. Entre estos modelos se encuentran aquellos que se centran en los rasgos de personalidad, propuestos por Suls y Rittenhouse (1990), explicándola a través de los rasgos temperamentales y de carácter determinantes de la forma de actuar del sujeto. Son tres modelos los que proponen una explicación causal entre personalidad y salud:
- La personalidad induce hiperactividad: la reactividad fisiológica está determinada por la evaluación de las situaciones como más estresantes de lo que son, o bien porque las conductas realizadas producen respuestas simpáticas o neuroendocrinas.
- Predisposición conductual: sostiene que las disposiciones de personalidad asociadas con riesgo de enfermedad pueden ser sólo marcadores de alguna debilidad física innata o anormalidades orgánicas que aumentan la susceptibilidad a la enfermedad. Sus postulados son: la disposición de personalidad tiene un fuerte origen constitucional y la predisposición constitucional aumenta la susceptibilidad a los patógenos externos y/o al daño degenerativo de los órganos.
- La personalidad como determinante de conductas riesgosas: propone que los rasgos de personalidad confieren mayor riesgo de enfermedad dado que exponen a los individuos a situaciones y circunstancias riesgosas.
De igual forma existen ciertos patrones y pautas de comportamiento relacionados al mantenimiento de la salud, entre los cuales se encuentran:
- Sentido de coherencia.
- Fortaleza.
- Control o bien sensación de control.
Por otro lado, por enfermedad o malestar se entiende “un fenómeno humano, no biológico, consistente en un conjunto de incomodidades y dislocamientos psicosociales resultantes de la interacción de una persona con su ambiente”; a su vez la conducta de enfermedad se entiende como las actividades emprendidas por un individuo que se siente mal antes de que reciba un diagnóstico médico, Brannon y Feist (1992) indicaron cuatro factores que pueden afectar a la respuesta de los síntomas, los cuales son: la renuencia personal a buscar ayuda, factores sociodemográficos, características de los síntomas y la visión personal de la enfermedad.
En el caso de las conductas de enfermedades crónicas, por ejemplo, las cuales aplican a casos en los que existe una incapacidad desproporcionada para los déficit o alteraciones orgánicas, Wooley, Blackwell y Wingett identificaron ocho conductas coexistentes, las cuales son:
- Demandas de cuidado y atención.
- Manifestación de indefensión.
- Excesivo cumplimiento de cualquier tratamiento.
- Hostilidad velada
- Amenazas de daño
- Argumentación contra los puntos de vista contrarios
- Desacuerdo con los profesionales que tratan el problema
- Insensatez.
A su vez, existen conductas anormales de enfermedad, a las que Pilowsky se refería cuando pese a que la evaluación médica dictaminara que los síntomas presentados por el paciente no son producidos por ningún tipo de alteración o trastorno este seguirá comportándose como si estuviera enfermo. (Pérez, 2006).
Por otro lado entre otro de los modelos de salud se encuentra también el modelo biopsicosocial el cual fue propuesto por Engel en 1977, este asume la multiplicidad de causas de la salud, teniendo como propuesta que los niveles biológicos, psicológicos y sociales del sujeto juegan un papel importante en el funcionamiento humano y la percepción de la enfermedad, ya que estos interactúan lo que permite un intercambio de información. (Juárez, 2011).
Factores del modelo biopsicosocial |
O bien el modelo biomédico, siendo este uno de los primeros en surgir, fue establecido por Bright en el siglo XIX, se basa principalmente en un enfoque patologista apoyado en la dicotomía mente-cuerpo (Laham, s.f.), sostiene que los problemas de salud son causados por factores biológicos y que no se encuentran del todo relacionados con factores ya sea psicológicos y sociales teniendo como argumento que lo biológico puede condicionar lo psicológico sin embargo la relación inversa es imposible. (Cardozo y Rondón, 2014).
No hay comentarios:
Publicar un comentario